domingo, 6 de agosto de 2017

SNAIL MAIL, LOST MAIL. ¿Dónde va a parar el correo bonito que nunca llega a su destino?


¡Hola abejita!

Si me lees desde hace un tiempo (aunque hace una eternidad que no publico por aquí)quizás me has visto llorando por las equinas de Instagram o en alguna entrada del blog,  quejándome casi con resignación de mi mala suerte a la hora de hacer envíos de correos bonitos, premios… Hasta ahora (aunque miedo me da el solo hecho de hablar de esto) he tenido relativa suerte a la inversa.. menos un premio de un reto, todo me ha llegado.





Muchas abejitas me han escrito contando que han tenido experiencias similares y eso me ha animado a escribir estas líneas… ¿Qué pasa con ese correo bonito que nunca llega a su destino? ¿Dónde va? ¿Por qué desaparece? ¿Por qué Iker Jiménez no lo menciona en su programa? ¿Hay una mano negra detrás de todo esto?



Pues bien… tras mucho investigar, contrastar información, pinchar teléfonos, poner cámaras ocultas y tomarme un té de frutas del bosque (mmm.. qué rico), es hora de desvelar toda la verdad.



Ahí estás tú, en tu mesita dando los últimos toques a tu snail mail. Lo miras y remiras.. Sí está todo.. hasta una buena muestra de  ese washi tape tan bonito (con sus detalles en foil) que compraste y que deseas compartir con tu penpal.



Lo metes en el sobre con mucho cuidado para que no se nos mueva ni un solo clip de su sitio. ¿Un sobre cualquiera? Nooo.. Ese sobre tiene más colorido que si se hubiera enredado en un arco iris. Unos sellitos por aquí, un poco de caligrafía por allá (porque escribes bonito y hay que lucirlo), más washi.. Vamos una obra de arte.



Y tan contenta que te vas a la oficina de correos. Si vas caminando, lo coges por un extremo como si estuviera ardiendo, con la punta de los dedos… no queremos arrugarlo,  o que dejemos alguna huella… no, no, no.. Si vas en coche, hasta te planteas ponerlo en una sillita para bebés. Vas mirando de reojo, no sea que en alguna curva caiga y se doble alguna esquina.



Y después de todo este exceso de mimo (justificado, por supuesto) … ¡¡¿Por qué a la pregunta de “¿Envío normal?” respondes que sí??!! Grave error.. muy grave. Una parte de ti sigue con la duda de si has hecho lo correcto mientras ves el sobre desaparecer en uno de esos cajones. Casi susurrando le dices “Por favor… no te pierdas… llama cuando llegues… ¡y no hables con extraños!”. Y te vas.. y ese sobre empieza la aventura.




En la oficina de correos se apagan las luces, el sobre (llamémosle Mailito) no llegó a tiempo para salir en el camión de reparto de ese día. Tendría que hacer noche allí con otros muchos sobres y paquetes.



-Pues sí que  tenemos visita hoy. Mañana van a tener que hacer hueco en el camión para que entremos todos.- Un sobre color kraft y algo arrugado se desperezaba en uno de los estantes. Pronto reparó en nuestro amigo –¿Pero tú quién eres y qué haces vestido de etiqueta?



Mailito titubeó un poco antes de decir su nombre.



- Corres peligro. Así no llegarás nunca a tu destino.

- ¿Por qué, señor? ¿A qué se refiere?

- No me llames señor, llámame Sobre Común.

- ¿Sobre Común? Ese nombre es un poco…

- ¿Un poco qué?- Respondió el sobre kraft. -¿Un poco insulso? ¿Soso? ¿Carente de interés? Eso es lo que pretendo.



Y entonces Sobre Común le contó su experiencia en los días que llevaba en la oficina de correos. El día que llegó, como no llamaba la atención, nadie se percató de que el sobre se coló por el hueco que había entre dos cajas. Deseando ser visto, ha pasado días de estante en estante esperando a que alguien lo viera y lo metiera en el camión de reparto.



Durante esos días escuchaba en la oficina a clientes quejándose porque los envíos no habían llegado a su destino. En la descripción normalmente hablaban de que era un sobre decorado y que dentro contenía chuches scraperas, tarjetas, un flipbook… vamos.. pura tentación para los/as amantes de la papelería bonita y el scrap. Ahí entendió Sobre Común por qué lo habían llevado a correos tan carente de adornos… debía pasar desapercibido para no correr la misma suerte que esos sobres. Los empleados de la oficina les recomendaban que para futuras ocasiones hicieran los envíos con otras modalidades para garantizar su seguridad.




-¿A qué se refiere Sobre Común?- Preguntó Mailito.

-Creo que se refiere a lo que me hicieron a mí- Esa voz salía de uno de los cajones. Se trataba de un sobre blanco lleno de etiquetas, números, sellos oficiales… -Hola, me llamo CDL9782220182, aunque para  abreviar pueden llamarme Certificado.

-Hola Certificado. Entonces…¿Tú no tendrás problemas para llegar?- Siguió preguntando Mailito observando preocupado que él no tenía ningún código.

-Todo puede pasar pero en teoría llegaré a mi destino pasado mañana.

-¡Vaya!- Exclamó Sobre Común- ¿Hasta sabes qué día llegarás? Asombroso.

-¿Creen que me perderé por el camino?- Mailito ya no podía ocultar más su angustia.

-Tranquilo hijo, nosotros te cuidaremos para que no te pase nada- Dijo el sobre Kraft.



Durante toda la noche los tres sobres estuvieron hablando, imaginando si viajarían muy lejos, cómo sería la persona que los recibiera, si alegrarían el día a alguien con su llegada…



Fue así como cayeron en un profundo sueño por la mañana y no se dieron cuenta de que los subieron a la furgoneta de reparto y comenzaron su viaje. Sin saber el tiempo que había transcurrido, Mailito se despertó en la cima de una caja llena de otros sobres. Sobre Común estaba en otra caja y Certificado iba en otra, dentro de un compartimento de rejilla cerrado con un candado.



-¡Despierten, despierten! Ya estamos de camino- Dijo Mailito emocionado.



Los sobres despertaron y, aunque no había mucha claridad en la parte trasera de la furgoneta, notaban que se estaban moviendo. La aventura comenzaba… o no.



El motor se detuvo y el repartidor abrió las puertas traseras. Bajó algunas cajas y las puso en una carretilla. En la última caja iba Sobre Común.



-¡Ahora nos vemos!- gritó.

- Yo tengo que esperar a que me abran- dijo Certificado.



Mailito veía cómo el repartidor entraba en una nueva oficina de correos y se emocionaba pensando que el siguiente en salir sería él.



Tan absorto estaba en sus pensamientos que no vio que alguien se acercaba a la furgoneta y en cuestión de segundos ya se encontraba en el interior de una mochila.



Mailito no veía nada… solo notaba el movimiento del paso acelerado de la persona que se lo había llevado. Echaba de menos a sus nuevos amigos, ellos lo hubieran calmado.



Al cabo de media hora, la mochila se abrió y dejaron a nuestro asustado amigo sobre una enorme mesa blanca de Ikea. Cuando sus ojos se volvieron a acostumbrar a la claridad observó que estaba en una habitación repleta de sobres tan bonitos como él. Observó que cada sobre tenía escrito un destino distinto.. pero todos estaban en esa habitación. Además había cajas llenas de muestras de washi tape, maderitas, chapas… “Esta scraproom es 1000 veces más completa que la habitación de donde me decoraron” pensó…



Poco a poco fue entablando conversación con los otros sobres y todos le relataron experiencias similares a la suya.. Y no solo sobres, un precioso álbum con una portada que recordaba a Japón narró lo que le pasó el día que desapareció.



Debería haber sido un sitio horrible pero con tanto correo bonito, con tantas chuches scraperas, esa habitación se había convertido en un lugar precioso para cualquier sobre.



Aún así, Mailito se giró hacia la ventana y no pudo evitar mirar al infinito. Pensaba en aquella persona que se pasaría las siguientes semanas preguntándose por qué tardaba tanto en llegar su ansiado snail mail.



Y colorín colorado… esto es lo que ha pasado.



Pues esta es la historia que quería contarte. ¿Qué te ha parecido? ¿Cuál es tu teoría sobre estas desapariciones? ¿Me cuentas tu experiencia? Sabes que me encanta leerte…



Por cierto, si quieres conocer el álbum de temática japonesa y cuál fue su historia, te invito a que visites el blog de Sheila “Beauty Peonia Crafts donde te contará todos los detalles… y de paso ves sus maravillosos trabajos ;)



Y si quieres leer otra de mis historias, te invito a que leas “Amores scraperos”.



Una última cosa… a veces me da por escribir pero no sé si este tipo de entradas te gustaría que las publicase o prefieres otra temática. Cualquier aportación será bienvenida.



Pues nada.. ¡Hasta pronto abejita!